El pasado 31 de enero Carl Ericsson se acercó al domicilio de un excompañero de instituto y le disparó a quemarropa. El asesino, condenado a cadena perpetua, ha confesado que el móvil no fue otro que tomarse la revancha por una broma de mal gusto que ocurrió hace más de medio siglo.
Link Noticia Completa:
No hay comentarios:
Publicar un comentario