Los propietarios del hotel, tras firmar un precontrato, habían ordenado a la dirección del establecimiento que "le facilitaran la estancia". Los trabajadores le trataban con la sensación de que se dirigían a su nuevo jefe. Pero la venta nunca se llegó a cerrar. La fiscalía cree que todo respondía a un plan premeditado del acusado. Vistiendo ropa cara, luciendo relojes lujosos y conduciendo coches de gama alta (siempre alquilados), simuló está en posesión de un patrimonio que no tenía.
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