Un empresario del sector de las limpiezas, Eduardo Mastral, admitió ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza que a lo largo del 2008 sometió a tocamientos de carácter libidinoso y a actos de acoso sexual a siete de sus trabajadoras. Varias de ellas dependían de ese empleo para subsistir, lo que les impedía abandonarlo a pesar de las angustiosas e intimidatorias situaciones que vivieron.
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