Los tres hermanos y la madre tenían miedo a no heredar. Se llevaron un Sorolla y un Dalí entre otras piezas. Las huellas dactilares han sido determinantes. Tenía a los ladrones en su propia casa y no se dio ni cuenta. Eran sangre de su sangre. Su ex mujer y sus tres hijos veinteañeros, le sustrajeron en 2002 varias obras de arte.
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