Sarah McKinley, una joven madre de 18 años disparó y mató en la Nochevieja de 2011 a un hombre que se coló en su casa con un cuchillo de 30 centímetros. Y no tendrá que responder de nada ante la justicia porque alega haberlo hecho para proteger a su bebé de tres meses. Una semana antes, en Navidad, su novio y padre de la criatura había muerto de cáncer.Precisamente en el funeral de su pareja fue donde empezó todo.
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